viernes, 24 de septiembre de 2010

EL NUEVO ROL DE LA ESCUELA EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Con este escrito se pretende abordar los grandes retos que enfrenta la escuela, como actor principal del proceso educativo, para proyectarse y adaptarse a los procesos de cambio que avanzan rápidamente en relación a la apropiación del conocimiento reconociendo el impacto que ha generado las tecnologías de la información y de la comunicación.


Nos encontramos frente a lo que se denomina la sociedad del conocimiento, o sea la nueva sociedad que produce, maneja, distribuye y transfiere información científica y tecnológica, modificando conceptos culturales, económicos, políticos y sociales y en esta coyuntura, la información aparece como el elemento clave, aglutinador, estructurador... de este tipo de sociedad.

Las personas están conviviendo cada vez más tiempo en un “ambiente digital” caracterizado por controles remotos, computadoras, aparatos electrónicos de diversas utilidades, y está creando un “hábito digital” que conforma un nuevo estilo de vida, nuevas costumbres. Estos nuevos hábitos se están adquiriendo en el trabajo, en el entretenimiento, en las relaciones humanas y en la educación. Nuestras escuelas no ofrecen “ambientes digitales”, están sufriendo sus consecuencias pero no hay reacción.

Estas circunstancias obligarán el estudio permanente y la innovación constante de metodologías en la enseñanza y el aprendizaje. Sólo así será posible permanecer en el ambiente de la nueva sociedad o sociedad del conocimiento.

La nueva situación que presenta el mundo globalizado ya no le pide a la escuela que enseñe a memorizar y recordar sino a encontrar, usar y aplicar información, pensar críticamente, razonar, decidir y en definitiva innovar. El entorno ha cambiado. La escuela tiene que preparar gente adecuada para este nuevo entorno. Antes existía una carestía de información y quien disponía de ella tenía una ventaja incomparable. Hoy la información es excesiva, abundante, de rápida caducidad. Ahora la falta de conocimiento viene más por la sobredosis de información que por su ausencia. Antes importaba recopilar el máximo de información, hoy importa procesarla adecuadamente. Antes había una edad para estudiar y otra para trabajar. Ahora sabemos que no dejaremos de estudiar durante toda nuestra vida.

Los estudiantes han cambiado, la sociedad ya cambió, los negocios cambian cada día, pero la educación no cambia, sigue inmóvil. Los profesores deben jugar un papel diferente, y que será más importante que el que han desempeñado hasta ahora porque la información y conocimiento que antes transmitían, hoy ya están disponibles en la red para todas las personas.

El docente transmiten lo que ya pasó (historia) en lugar de ayudar a preparar el futuro (a partir de la historia) y crear retos donde los alumnos deban recurrir a esa historia. Este rol es más difícil, mas incomodo que simplemente recitar y examinar.

La escuela y la sociedad debe pensar en un currículum donde se acuerde el ciudadano que queremos para la sociedad del S.XXI, donde los valores universales (respeto, democracia, solidaridad, igualdad, libertad…) y personales (autoestima, perseverancia, esfuerzo, placer) tengan mucho más importancia que los contenidos.



No se trata de “entrar en la era digital porque está de moda”. Estas tecnologías digitales se esparcen por todos lados y la escuela tiene una valla de acero que no le da entrada. No sólo digitalizar el ambiente, sino –y lo realmente importante- enseñar a los alumnos los pro y contras de tal utilización. Este es el desafío educativo.

Una característica de estas nuevas tecnologías -muy importante para la educación- es la interactividad (posibilidad de intercambio de diversas experiencias entre emisor y receptor y viceversa). El usuario entra a Internet buscando lo que necesita y/o le gusta, puede elegir libremente y “hacer su propio programa”. Millones de personas se agrupan virtualmente formando diversas “comunidades” o “agrupaciones” de acuerdo a sus intereses; ellos consumen, crean y distribuyen información en forma permanente.

La propuesta entonces es el surgimiento de una nueva escuela, con un nuevo estilo de pensamiento que tenga estrategias cognitivas con respuestas rápidas, el aprendizaje colaborativo y obstáculos como estrategia de resolución de problemas.


La escuela de la sociedad del conocimiento no puede limitarse a la introducción de la tecnología en las aulas, sino que tiene que ser una escuela de líderes, de personas con un sentido claro del propósito, Hombres y mujeres con capacidad para comprometerse y crear compromisos, Personas con identidad y capacidad para comprender y aprender de otras identidades (probablemente, las sociedades más avanzadas van a ser aquellas que logren integrar mejor y más rápidamente a quienes proceden de otra identidad).

Pero una nueva escuela donde se desarrolle el pensamiento crítico y creativo implica reconocer, desde la perspectiva del conocimiento, que las prácticas rutinarias y descontextualizadas de los problemas auténticos difícilmente permitirán el desarrollo de la capacidad de reflexión. Se trata de reconocer problemas reales y no de seleccionar problemas inventados, “pedagogizados” que no implican ningún desafío para el estudiante y que se suelen resolver aplicando rutinas (memorización, fórmulas, etc.). No significa que tales prácticas desaparezcan, sino que deben ser complementadas y ampliadas por otras nuevas.

La función del docente en esta nueva escuela en donde la información fluye a raudales por todos lados deberá orientarse a ser el facilitador-guía-consejero en todos los órdenes. El docente debe ayudar a la creación de hábitos y destrezas en la búsqueda, selección, almacenamiento, análisis crítico y elaboración de conclusiones fundamentadas sobre la información; debe procurar que los alumnos aprendan a construir conocimiento y luego utilizarlo para su propio bien y el de la sociedad.

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